Ve en paz.

Eran las 2 de la mañana y aún estaba en el borde de la cama el joven Jhon. Observaba a su esposa. Su mujer, su amiga y su amante durante absolutamente toda su vida. Se conocían a la perfección el uno al otro. Eran los amigos perfectos, los amantes mas envidiados. 
Él era un escritor famoso en Londres, que había dejado todo hacía unos años y había preferido disfrutar de su nueva familia. 
Ella una joven pintora, que se dedicó en cuerpo y alma a su gran inspiración, Jhon.
Se habían apartado del mundo, pues ellos solos podían con todo lo que se interpusiera... Pero todo cambio.
Jhon estaba en medio de la disyuntiva más cruel que jamás pudo existir. Estaba sólo y nada era fácil. Sólo tenía que elegir qué destino tomarían ambos. Y lo más cruel. De ella no tenía más consuelo que la mano que sostenía a cada segundo.
Tenía que escoger si entregarle parte de su vida a la muerte, o si mantener a esta "viva" mediante máquinas y aparatos que apenas le permitían ver su bello rostro, y así mantenerse vivo gracias a su egoísmo. 
Ashley, de 30 años, padecía una enfermedad, que operación tras operación,  había terminado en un triste estado vegetativo. Un coma profundo. El hombre que mantenía sus días y cuidaba sus noches, estaba sufriendo amargamente. Se torturaba a él mismo pensando: ¿Soy un egoísta? ¿Es a esto a lo que llaman amor? o debía dejar que se marchara a un sitio más tranquilo, lleno de paz, lleno de luz y donde viviría eternamente. Donde se encontrarían, como dicen algunos, para que nada les separa jamás.

Aturdido por tanto sufrimiento, sale a la calle, en busca de aire tras haber compañado a su mujer después de la última y más larga operación. Buscando algo que le hiciera pensar en una respuesta, cuando encuentra a su hija recostada sobre su madre y su suegra, la que le cuenta como el padre de un amigo sacrificaría a su perro para que se fuera feliz a descansar en el cielo. 
Después de mirar un rato las estrellas, acariciando los cabellos de su hija, idénticos a los de su amor, y perdido en sus pensamientos, devuelve la mirada a su pequeña hija, y la abraza.
Amó por completo a ese pequeño tesoro que su amada amante le había regalado hacía apenas 4 años y a la que no permitiría que le sucediera nada, ni siquiera que sufriera o viera sufrir a su madre. 
Corrió hacia el hospital. Con cada paso pensó en algo diferente, pero al pararse frente al hospital, recordó que nadie moría mientras se le recordara en vida y que ella siempre permanecería a su laso. Recorrió cada rincón hasta encontrar a los médicos, pero no se podía despedir sin antes besarla, aunque fuera la última vez en "vida" <<Cuidare de nuestra hija y será feliz como tú deseas. En cambio yo, voy tras de ti. Buen viaje mi eterno amor>>


-MichelleVS
Irving Penn

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